miércoles, 18 de mayo de 2022

Nueva novela de Vinuesa

     Hay viejos que chochean, algunos que en la vejez se redimen de una existencia crápula y otros que, caricaturas de lo que fueron, la echan a perder. Como ya puedo apuntarme a los viajes del Imserso, no seré yo quien los juzgue; menos todavía quien deje de admirar lo bueno que hicieron cuando la vida les fue más propicia, aunque ellos se arrepientan de lo que acaso consideren pecados de juventud. Por eso, leo todavía a Savater y tengo a Vargas Llosa en el altar de los novelistas predilectos y de los ensayistas más estimulantes. ¿Qué hoy desvaría y suelta sandeces a la menor oportunidad? El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Yo no. Estos días de atrás, sin ir más lejos, he vuelto a leer La verdad de las mentiras; a pesar de ser un libro de circunstancias, resulta luminoso: por mucho que se encenague alabando a Bolsonaro, Vargas no caerá del pedestal.
    Me ha traído a La verdad de las mentiras la nueva novela de José Vicente Vinuesa, cuyo título —El baile del embustero— es una invitación ineludible, acaso involuntaria, hacia el maestro hispano-peruano.
    Vinuesa vive en Almagro; se gana la vida de profesor en el instituto de Bolaños; lleva publicadas cuatro novelas, y a la escritura se entrega con perseverancia y vocación. Ignoro cuántos almagreños sabrán de su existencia y cuántos lo habrán leído; un puñado, me temo. Estoy seguro, sin embargo, de que leerlo no es perder el tiempo; por el contrario: es asomarse a la buena literatura o, como poco, a la tentativa de la buena literatura.
    ¿Y cuál es la buena literatura? Obviamente, la que aspira a sobrepasar el mero entretenimiento y se plantea el reto de llegar a las verdades esenciales del ser humano mediante los artificios, incontables y ubérrimos, de la ficción. O sea, la que alcanza la verdad apoyada en las mentiras. A muchos les parecerá sencillo —abundan los escritores temerarios—, pero es arduo y trabajoso, porque no se trata solo de idear personajes e integrarlos en un argumento: se trata de que los personajes, el argumento, la estructura y la forma de presentárnoslos encajen a la perfección, arrebaten al lector hasta integrarlo en su universo y le digan algo que no puede ser dicho de otra manera o mejor dicho que de otra manera.
    Cualquiera que aspire a novelista y desee usar legítimamente el nombre de escritor ha de enfrentarse a la prueba habiéndose preparado para ella concienzudamente; es decir, habiéndose familiarizado con quienes antes que él la superaron, los novelistas que abrieron caminos o los alzaron a la perfección, desde las epopeyas antiguas a las audacias del siglo XX.
    Vinuesa lo intenta. Nos pone delante un libro complejo y difícil, que tiene, claro, rasgos comunes con las tres novelas que habíamos leído, pero que resulta mucho más ambicioso y audaz. Con las novelas anteriores la nueva tiene en común la multitud de personajes y su naturaleza proteica, el papel decisivo de la música tanto en lo inmediatamente visible como en lo estructural, y el sexo —o sea, las escenas de contenido sexual, a menudo heterodoxas— muy bien contado y nada gratuito; tiene también el lenguaje, entre coloquial y barroco, no siempre acabado de pulir, y otros detalles que el lector familiarizado percibirá enseguida.
    Eso, que parecería conducirnos amablemente a un mundo familiar, salta inopinadamente por los aires puesto que en El baile del embustero —libro ambicioso y audaz, repito— casi nada es lo que aparenta: el lector cree estar ante una intriga de carácter detectivesco dirigida a esclarecer varias muertes —la del protagonista incluida—, pero a partir del capítulo 6 —verdadero parteaguas de la novela, cuya disposición, a base de microrrelatos engarzados mediante un procedimiento inequívocamente musical, rescata el pasado remoto de los protagonistas y anticipa su incierto futuro— todo se desbarata y concluye en un delirio frenético que primero desconcierta y luego atrapa al lector de manera fascinante. Una maravilla para quienes accedan a entrar en el juego, digo, en el baile.
    Es verdad que, tal vez porque le falte trabajo reposado de edición, la novela no es redonda, que el lector emerge de ella con la sensación de haber andado muy cerca pero de no haber cumplido por entero lo que prometía: unos cuantos descuidos, no pocas faltas de ortografía y algún desfallecimiento estilístico lo han impedido.
    Ahora bien, Vinuesa anda por el buen camino y la novela merece la pena. Ojalá y todas las que se publican por aquí subieran tan alto.

José Vicente Vinuesa. El baile del embustero. Editorial Verbum. Madrid. 2021. Veinte euros.

3 comentarios:

  1. Me gusta toda la reseña (lo más peliagudo me sirve para aprender) pero en especial lo de ambiciosa y audaz. Estaba convencido cuando escribí el final, aunque me preocupaba que el lector no lo terminara de ver. Sé que el lector más cómodo probablemente nunca llegará a ese final, aunque quién lo sabe; pero eso es otra historia. Saludos.

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  2. He leído las tres primeras novelas de José Vicente Vinuesa con mucho placer. Asimismo la magnífica reseña de Pedro Torres me incita leer "El Baile del Embustero".

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  3. Ya he leído las tres primeras novelas de José Vicente Vinuesa con un inefable deleite. La magnífica reseña de Pedro Torres es una verdadera incitación a descubrir "El Baile del Embustero".

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