La última vez que
estuvimos en Tánger el amigo Abdellatif nos llevó a la nueva biblioteca. Salvo
por el sitio y por un par de elementos demasiado obvios y contundentes de la
fachada, me gustó; y me gustó más el nombre que le han puesto. Explicó
Abdellatif que reproduce lo primero que el arcángel Gabriel le dijo al Profeta;
por tanto, el comienzo del Corán, aunque el episodio haya venido a parar luego
a la sura 96. Le ordenó: iqra!, o sea, ¡lee! El Profeta, iletrado, no
pudo obedecer; de modo que el arcángel echó mano de ciertos métodos expeditivos
de la pedagogía tradicional que en nuestros días lo hubieran desacreditado y hasta metido en
la cárcel. Ea.
Mientras Abdellatif
hablaba recordé que la Biblia también está llena de referencias e invitaciones
a la lectura. Choca que, surgidas en tiempos donde el analfabetismo era lo
común, las tres grandes religiones monoteístas se fundamenten en el prestigio
de un libro. Choca igualmente, y espanta, que a menudo ese libro haya excluido
a todos los demás, es decir, que la obligación de leer el libro sagrado haya vetado
cualquier otra lectura; incluso, caso extremo, la lectura del libro sagrado en
la lengua materna del lector y a su entender: cuestión espinosa en la que acaso
no debamos entrar.
Sea como fuere, al
concebir el blog que estrena usted en la pantalla, amigo lector, pensé llamarlo
Iqra en homenaje a Abdellatif, a Larbi, a Tánger, a los buenos momentos
que allí hemos pasado, y con la voluntad firme de volver en cuanto Esto —la
mayúscula es forzosa— acabe. El nombre ya estaba pillado: me resigné; recurrí
al versículo tercero del primer capítulo del Apocalipsis: Beatus qui legit,
bienaventurado el que lee.
¿Bienaventurado el que
lee? Habrá quien lo niegue; yo no tengo dudas. Hoy en bastantes lugares del
mundo el analfabetismo está desterrado, se lee y se escribe más que nunca; no
obstante, quizá por eso mismo, el prestigio del libro y de la lectura no
utilitarios ha menguado notablemente; y a los que gastan los ocios leyendo casi
nadie los llamaría bienaventurados: más bien friquis o cosas parecidas.
¿Es malo o bueno? Ni lo sé ni me importa: sé que hay muchas maneras de llenar
el tiempo, que unas son más atractivas, accesibles o populares que otras, y que
cada cual puede y debe hacer lo que le dé la gana. Ahora bien, friqui y
todo, queda gente que lee por el mero placer de leer: los
bienaventurados. Para ellos —para usted, lector amigo— se imaginó este blog.
Sin embargo… Sin
embargo, ¿qué leen los que leen por el mero placer de leer? Me temo que la mayoría
lee lo que lee la mayoría: productos de los grandes conglomerados editoriales,
debidamente publicitados, y prescritos por prescriptores que comen de
prescribir. Eso sí importa, creo. La literatura —y los demás afanes culturales—
posee una clara vertiente industrial y un valor económico en el que no es preciso insistir: de la literatura viven numerosos editores, impresores,
distribuidores, libreros… y unos pocos escritores. Hacer visibles a los demás,
contribuir a que perseveren en la tarea, apoyar a las pequeñas editoriales y
librerías son acciones que posibilitan el mantenimiento, siquiera precario, de
la bibliodiversidad —tan imprescindible para la cultura como la biodiversidad
para la naturaleza— y retrasan el advenimiento de la dictadura unánime y
excluyente de los best sellers, buenos o malos, que eso es asunto
distinto.
A apoyar la
bibliodiversidad, precisamente, viene el blog; con toda la modestia del mundo,
consciente de la debilidad de las propias fuerzas y sabiendo de su limitado
alcance, pero confiado en conseguir alguna atención: por eso, y no por masoquismo, he
añadido el «contador de visitas» ahí arriba, a la derecha. De cuando en cuando
—¿una vez al mes?—, me detendré en un libro, en un autor, en una editorial de
por aquí, cuya repercusión, a mi juicio, no iguale los merecimientos, y hablaré de ellos.
No soy el arcángel
Gabriel, no los conminaré a que lean; pero si leen se lo agradeceré y los
juzgaré bienaventurados.
Loables deseos, Pedro Torres, los de contagiar el bien. Estaremos atentos a sus consejos y/o recomendaciones. Confiamos en su criterio. Bienvenido de nuevo a la blogosfera, uno de los mundos más útiles y venturosos que conozco.
ResponderEliminarMuchas gracias. Del criterio no me atrevo a opinar, pero la intención es buena. En lo de la la blogosfera estamos de acuerdo.
EliminarBienvenida la iniciativa, estupenda la consigna, bien elegido el anunciante, excelentes los propósitos y muy querido y evocador el lugar de referencia. Aquí estaré fiel a una nueva cita, con la periodicidad que sea menester. Y a ver si, a la vuelta de no muchas lunas, pudiéramos celebrar en algún cafetín del Zoco Chico.
ResponderEliminarجيد ونتمنى لك التوفيق
(eubur jayid wanatamanaa lak altawfiq)
Muchas gracias. Tánger es formidables. Dios quiera que sea así.
Eliminar(Buena travesía y buena suerte)
ResponderEliminarNecesidad de contar.
ResponderEliminarBienhallado.
Muchas gracias.
EliminarYo pegaré la oreja. Me gusta este cristal para mirar el mundo. No todo van a ser malas noticias. ¡Salud para no enmendarse! (que decía mi padre).
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